¿Quien fue San Benito?
San Benito nació en Nursia (Italia, cerca de Roma) en el año 480. De padres acomodados, fue enviado a Roma a estudiar filosofía y letras. Por sus escritos en latín se conoce que dominó muy bien la lengua nacional.

La ciudad de Roma compuesta por cristianos, paganos, ateos, bárbaros y toda clase de gentes de diversos países y creencias, tenía un ambiente espantosamente relajado. Así que Benito se dio cuenta de que si permanecía allá, iba a llegar a ser un tremendo corrompido. Por eso huyó a un pueblecito alejado, a rezar, meditar y hacer penitencia.
Pero sucedió que en el pueblo a donde llegó, obtuvo un milagro sin quererlo. Vio a una pobre mujer llorando porque se le había partido un precioso jarrón que era ajeno. Benito rezó y le dio la bendición, y el jarrón volvió a quedar como si nada le hubiera pasado. Esto conmovió mucho a las gentes del pueblo y empezaron a venerarlo como un santo. Entonces tuvo que salir huyendo hacia más lejos.
Se fue hacia una región totalmente deshabitada y en un sitio llamado «Subiaco»(que significa: debajo del lago, porque había allí cuevas debajo del agua) se retiró a vivir en una roca, rodeada de malezas y de espinos, y a donde era dificilísimo subir. Un monje que vivía por los alrededores lo instruyó acerca de cómo ser un buen religioso y le llevaba un pan cada día.
Y sucedió que otros hombres, cansados de la corrupción de la ciudad, se fueron a estos sitios deshabitados a rezar y a hacer penitencia, y al darse cuenta de la gran santidad de Benito, le rogaron que se hiciera superior de todos ellos. El santo no quería porque sabía que varios de ellos eran gente difícil de gobernar y porque personalmente era muy exigente con los que querían llegar a la santidad y sospechaba que no le iban a hacer caso. Pero tanto le rogaron que al fin aceptó. Con todos ellos fundó allí 12 pequeños conventos de religiosos, cada uno con un superior o abad. El tenía la dirección general de todo.
Cuando algunos de aquellos hombres se dieron cuenta de que Benito como superior era exigente y no permitía «vivir prendiéndole un vela a Dios y otra al diablo», que no permitía vivir en esa vida de retiro tan viciosamente como si se viviera en el mundo, dispusieron deshacerse de él y matarlo. Y echaron un fuerte veneno en la copa de vino que él se iba a tomar. Pero el santo dio una bendición a la copa, y esta saltó por los aires hecha mil pedazos. Entonces se dio cuenta de que su vida corría peligro entre aquellos hombres, y renunció a su cargo, se alejó de allí.
En el año 530, después de ayunar y rezar por 40 días, empezó la construcción del convento, en la cima del Monte Casino. En ese sitio había un templo pagano, dedicado a Apolo; lo hizo derribar y en su lugar construyó una capilla católica. Luego con sus discípulos fue evangelizando a todos los paganos que vivían en los alrededores.
TERRIBLES TENTACIONES.Al joven Benito le llegaron espantosas tentaciones impuras. A su imaginación se le presentaban escenas más corruptas y le llegaba el recuerdo de cierta mujer que él había visto hacía tiempo y sentía toda la fuerza de la pasión. Rezaba y pedía ayudas al cielo, y al fin cuando sintió que ya iba a consentir, se lanzó contra un matorral lleno de punzantes espinas y se revolcó allí hasta que todo su cuerpo quedó herido y lastimado. Así, mediante esas heridas corporales logró curar las heridas de su alma, y la tentación impura se alejó de él.
MILAGROS A MONTÓN. San Gregorio en su biografía de San Benito, narra muchos hechos interesantes, entre los cuales están los siguientes:
El muchacho que no sabía nadar. El joven Plácido cayó en un profundo lago y se estaba ahogando. San Benito mandó a su discípulo preferido Mauro: «Láncese al agua y sálvelo». Mauro se lanzó enseguida y logró sacarlo sano y salvo hasta la orilla. Y al salir del profundo lago se acordó de que había logrado atravesar esas aguas sin saber nadar. La obediencia al santo le había permitido hacer aquel salvamento milagroso.
El edificio que se cae. Estando construyendo el monasterio, se vino abajo una enorme pared y sepultó a uno de los discípulos de San Benito. Este se puso a rezar y mandó a los otros monjes que removieran los escombros, y debajo de todo apareció el monje sepultado, sano y sin heridas, como si hubiera simplemente despertado de un sueño.
Muertes anunciadas.Un día exclamó: «Se murió mi amigo el obispo de Cápua, porque vi que subía al cielo un bello globo luminoso». Al día siguiente vinieron a traer la noticia de la muerte del obispo. Otro día vio que salía volando hacia el cielo una blanquísima paloma y exclamó: «Seguramente se murió mi hermana Escolástica». Los monjes fueron a averiguar, y sí, en efecto acababa de morir tan santa mujer. El, que había anunciado la muerte de otros, supo también que se aproximaba su propia muerte y mandó a unos religiosos a excavar en el suelo su sepultura. Duraron seis días haciéndola, y apenas la terminaron, empezó él a sentir las altísimas fiebres, y poco después murió.
Origen de la medalla
La fecha exacta sobre la manufactura de la primera Medalla de San Benito es un misterio. En algún punto de la evolución de esta devoción cristiana se encontraron letras en la parte de atrás de la medalla. En el año 1647, unas mujeres fueron juzgadas por hechicería, en el proceso declararon que no habían podido dañar el monasterio de los benedictinos, porque se encontraba protegido por el signo de la santa Cruz. Se buscó entonces en el monasterio de Metten ( Baviera, Alemania) y se encontraron pintadas antiguas representaciones de esta cruz, con la inscripción que se explicará más abajo. Pero estas iniciales misteriosas no pudieron ser interpretadas, hasta que en un manuscrito de la biblioteca, iluminado en el mismo Monasterio de Metten, en 1414 y conservado hoy en la biblioteca Estatal de Múnich, se vio una imagen de san Benito, con esas palabras. Un manuscrito anterior, del siglo XIV y procedente de Austria, que se encuentra en la biblioteca de Wolfenbüttel, parece haber sido el origen de La imagen y del texto. En el siglo XVII J.R. Thiers, erudito francés, la juzgó supersticiosa, por los enigmáticos caractéres que la acompañan, pero el Papa Benedicto XIV, la aprobó en 1742 y la fórmula de su bendición se incorporó al Ritual Romano. La versión final de esta medalla data del año 1880 en memoria de los 1400 años del natalicio de San Benito.
Descripción de la medalla
En el anverso de la medalla aparece San Benito con la Cruz en una mano y el libro de las Reglas en la otra. A ambos lados del santo se lee: «Crux Sancti Patris Benedicti» (Cruz del Santo Padre Benito). Se puede ver también un cuervo y una copa de la cual sale una víbora. De manera circular aparece la oración: «Eius in obitu nro. praesentia muniamur» (A la hora de nuestra muerte seamos protegidos por su presencia). En la parte inferior central se lee: «Ex. S. M. Cassino MDCCCLXXX» (Del Santo Monte Cassino 1880).

El reverso de la medalla está dominada por una gran cruz, que está flanqueada por 4 iniciales:
C. S. P. B. (Crux Sancti Patris Benedicti): «Cruz del Santo Padre Benito»
En línea vertical de la cruz: C. S. S. M. L. (Crux Sácra Sit Mihi Lux): «Que la Santa Cruz sea mi luz»
En línea horizontal de la cruz: N. D. S. M. D. (Non Dráco Sit Mihi Dux): «Que el demonio no sea mi guía»
Empezando por la parte superior, en el sentido del reloj, y alrededor del borde, aparecen las iniciales:
V. R. S. (Vade Retro Satána): «Aléjate Satanás»
N. S. M. V. (Non Suáde Mihi Vána): «No me sugieras vanidades»
S. M. Q. L. (Sunt Mála Quae Libas): «Cosas malas son las que tú ofreces.»
I. V. B. (Ípse Venéna Bíbas): «Bebe tú mismo tu veneno.»
PAX: Paz
Oración de exorcismo de San Benito
Crux Sácra Sit Mihi Lux
Non Dráco Sit Mihi Dux
Vade Retro Satána
Non Suáde Mihi Vána
Sunt Mála Quae Libas
Ípse Venéna Bíbas
Indulgencia Plenaria
El 12 de marzo de 1742 Benedicto XIV otorgó indulgencia plenaria a la medalla de San Benito si la persona cumple las siguientes condiciones:
Si realiza el Sacramento de la Reconciliación, recibe la Eucaristía, ora por el Santo Padre en las grandes fiestas y durante esa semana reza el santo rosario, visita a los enfermos, ayuda a los pobres, enseña la Fe Cristiana o participa en la Santa Misa.
Las grandes fiestas de las que se habla arriba son:
Navidad
Epifanía
Pascua de Resurrección
Ascensión
Pentecostés
La Santísima Trinidad
Corpus Christi
La Asunción
La Inmaculada Concepción
El nacimiento de María
Todos los Santos
Fiesta de San Benito
Quienes lleven la medalla de San Benito a la hora de la muerte serán protegidos siempre que se encomienden al Padre, se confiesen y reciban la comunión o al menos invoquen el nombre de Jesús con profundo arrepentimiento.
Indulgencias parciales
– Serán otorgados 200 días de indulgencia, si uno visita una semana a los enfermos o visita la Iglesia o enseña a los niños la Fe.
– 7 años de indulgencia , si uno celebra la Misa o esta presente, y ora por el bienestar de los cristianos, o reza por sus gobernantes.
– 7 años si uno acompaña a los enfermos en el día de todos los Santos.
– 100 días si uno hace una oración antes de la Santa Misa o antes de recibir la sagrada Comunión.
– Cualquiera que por cuenta propia por su consejo o ejemplo convierta a un pecador, obtiene la remisión de la tercera parte de sus pecados.
– Cualquiera que el Jueves Santo o el día de Resurrección, después de una buena confesión y de recibir la Eucaristía, rece por la exaltación de la Iglesia, por las necesidades del Santo Padre, ganará las indulgencias que necesita.
– Cualquiera que rece por la exaltación de la Orden Benedictina, recibirá una porción de todas la buenas obras que realiza esta Orden.
Para saber… la medalla de San Benito para que tenga poder exorcístico el sacerdote debe exorcizarla… Pueden llevarle estas oraciones impresas al sacerdote: Oración de exorcismo y bendición de la medalla de san Benito
Fuentes:
https://www.ewtn.com/es/catolicismo/santos/benito-14789
https://es.catholic.net/op/articulos/53 … html#modal
https://cmrpa.blogspot.com/2016/04/orac … a-sal.html